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Institucional
02 de Mayo de 2019

Encuentro anual de Escuelas de Enseñanza Agropecuaria

Encuentro anual de Escuelas de Enseñanza Agropecuaria

Entrevista a Guillermo Jaim Etcheverry

" El ser humano es mucho más que tecnología"


Dos días de intensa capacitación de la mano del prestigioso académico Guillermo Jaim Etcheverry.

El Museo Las Lilas en la ciudad de San Antonio de Areco fue sede del encuentro anual de escuelas pertenecientes al Proyecto Alfredo Hirsch.
El proyecto nació en 2007 inspirado en la experiencia de la Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos (EATA), primera de habla hispana en el mundo en certificar ISO 9001. En la actualidad y gracias al asesoramiento del consultor educativo, Patricio Ferarrio, logró el certificado internacional para escuelas agropecuarias de gestión pública y privada, laica y confesional, provincial y universitaria, localizadas en distintas regiones del país.
Fueron dos jornadas de un rico intercambio federal en los que Guillermo Jaim Etcheverry, doctor en Medicina y presidente de la Academia Nacional de Educación aportó su análisis y diagnóstico sobre la educación argentina. También disertaron Genoveva Purita, consultora especializada en redes y cuestiones virtuales, Patricio Ferrario y Karina Barci por la EATA.

“La escuela secundaria es una larga preparación para el viaje de egresados”
Hace veinte años Guillermo Jaim Etcheverry escribió “La tragedia educativa”. Es uno de los intelectuales más prestigiosos, capaz de realizar una mirada crítica y realista a la situación en la Argentina. Cree que su libro podría reeditarse sin modificaciones porque, lamentablemente desde hace veinte años, nada ha cambiado.
“Argentina distribuye de manera desigual el bien educación. Las personas con mayor nivel socioeconómico tienen más años de educación que aquellos provenientes de familias con menor nivel. Se está dejando fuera de la educación un porcentaje alarmante de personas y ese es un costo que vamos a pagar en el futuro”.

¿En un mundo que se encuentra en contacto permanente con la tecnología, cambia el rol del docente?
Nosotros creemos que los jóvenes saben todo porque manejan la tecnología contemporánea. Sin embargo, ese manejo es cada vez más simple y sencillo. Los teléfonos no son inteligentes, inteligente es el que lo diseñó. La tecnología no transfiere inteligencia y el ser humano es mucho más que tecnología. Todas las herramientas que utilizamos para transitar en el tiempo rápido fueron creadas por personas que habitaron el tiempo lento. Hoy predomina el tiempo rápido ya que nos deslizamos por la superficie de las cosas. Saber algo implica una tarea de esfuerzo personal y educar es ayudar a que uno vea cuáles son sus posibilidades como ser humano. Tal vez hoy, sea una tarea muy complicada ya que va en contra de los valores que predominan en la sociedad, es contracultural. Los valores cambiaron, la imagen le ganó terreno a la imaginación. Se nos muestra todo al instante y cada vez es menos estimulada la capacidad de imaginar. Nos mueve la emoción y no la reflexión. Los chicos tienen en el fondo algo que es básico, la capacidad de ser interesados y la tarea del buen docente es despertar esa curiosidad. Acompañarlos y ayudarlos a descubrir ese mundo que está frente a ellos, que tengan capacidad de invención. Formaremos personas muy primarias que solo serán buenos consumidores pero no creadores.

¿Cuál es el futuro del sistema educativo?

No hay que confiar tanto en los lineamientos gubernamentales. Creo en el poder de las escuelas y en lo mucho que pueden hacer con lo que tienen a su alcance. Este proyecto que nace de imitar y replicar una experiencia exitosa como la de la Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos, es un claro ejemplo. Eso es el futuro.

¿Se reclaman contenidos?

Si uno les pregunta a los padres el 70 por ciento les dirá que la educación está mal o muy mal. Ahora, si a esos padres se les pregunta si está conforme con la educación de sus hijos, el 70 por ciento dirá que sí. La gente percibe que hay un problema pero no se siente afectada, es de los otros. Hay un conformismo con la situación. Pensamos que nosotros o nuestros hijos se salvaron de esa crisis. Hoy, la mitad de los chicos no termina la escuela y la otra mitad no comprende lo que lee y dos de cada tres tiene problemas para resolver problemas matemáticos. Estamos en el país de los huérfanos ya que nadie reconoce a esos chicos, son hijos de nadie. Tenemos un serio problema de percepción de la realidad. No conocemos el resultado de nuestros propios alumnos. En algún momento se tendrá que implementar una evaluación al final del secundario que no sea determinante a la hora entregar el título pero que nos permita saber cómo les fue y que aprendieron.

¿Qué opinión le merece el término autoridad?

La autoridad surge de la capacidad del que ejerce la función y los padres están contentos de que no se ejerza sobre sus hijos. El pacto básico de la educación está roto, ya no existe más la alianza padres y maestros para educar. Hoy los padres están junto a sus hijos en contra de la escuela, a la que ven como una institución de opresión y los alumnos no tiene que ser divertidos o entretenidos. A la escuela se va en carácter de alumno, no de público. Sería bueno volver a lo básico, implementar el dictado, por ejemplo. Sería un horror estigmatizante. Cómo alguien va a dictar y el nene escribir! El nene está para discutir no para obedecer, eso sería sumisión.
Hay una triste desjerarquización de la actividad pero cuando se cierran las puertas del aula los docentes tienen un poder enorme: la construcción de la persona. Cuando uno ve reflejado en el rostro del otro, que entendió, ahí se encuentra la mejor retribución. Los chicos tienen derecho a que les demos algo, no que los empujemos hacia el viaje de egresados.

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